Una de ellas es la posibilidad de que al "punto y final" no le sigan otros dos puntos. Con esto quiero decir: ¿los finales son realmente finales? ¿Puede algo haber terminado mientras seguimos con la esperanza de mantenerlo?
Quizás sí. Pero quizás es una palabra demasiado relativa.
Yo diría, no obstante, que los finales no existen. Quiero creer que siempre hay un todavía, una excepción a las reglas morales. Claro que también es cierto que pasar cinco minutos conmigo es descubrir que soy una persona anti-moral, anti-gente sana, anti-gente ordinaria. Por eso prefiero pensar que todas las personas son unas bastardas, unas extraordinarias bastardas con el control suficiente como para poner otros dos puntos a cualquier punto y final.
Carmen



No hay comentarios:
Publicar un comentario