Hubo una vez en que yo estaba segura de todo lo que tenía. Una vez en la que todo era estable, había problemas leves, había soluciones, traspiés, apoyos. Pero todo tenía sentido y una luz que seguir. Ahora vivo ofuscada, con la incertidumbre y el dolor, con el corazón afónico de tanto chillarme y los ojos secos de las lágrimas terminadas.
Vivo atónita de la dependencia por otras personas, de no poder seguir caminando sola y que de lejos no pueda caminar acompañada. Yo siempre creí en la independencia, a la cual renuncio. Yo ya no puedo vivir sin ti.
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