Yo, personalmente, odio los momentos en que me encuentro sola con mi música, con esa canción, nuestra canción. Cuando la única compañía que tengo es la de un cigarro y un teléfono que no suena.
Odio ese momento en que te das cuenta de que lo que te queda al final es la lágrima que notas en tu mejilla y el Rimmel empastrado. Odio la sensación de descontrol sobre el desastre.
No me gusta la soledad, no me gusta la impotencia y no me gusta cómo soy cuando acabo así.
No me gusta saber que no me merezco estas situaciones, no me las he ganado a pulso, no han sido mi culpa, pero soy el daño colateral de los destrozos del universo.
اسكت ويقبلني
Carmen.




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